Un personaje que como los grandes trasciende e inspira a generaciones venideras a través de un liderazgo asumido en actos de amor y lealtad.
Monterrey, Nuevo León. Se tiene la creencia de que las segundas partes y/o precuelas no son tan buenas como la primer versión de la misma, sin embargo, para quienes amamos la historia del Rey León es refrescante disfrutar de la obra narrativa que cuenta esa parte que no conocíamos del padre protector, guía de su manada, así como de un indudable líder por naturaleza que buscaba el bien de su reino el cual mantenía unido y próspero.
El día de ayer fuimos invitados a su pre estreno para conocer la historia no contada de Mufasa, así que después de acomodarnos en nuestros asientos tuvimos la oportunidad de ver nuevamente a personajes muy queridos como Simba, Nala, Zuzu, Timón, Pumba y sobre todo a Rafiqui, quien se convierte en el narrador principal del inicio del reino de Milala y la manera en que Mufasa llegó para reinar a lado de Sarabi con la presencia oscura de Scar. Se nos da a saber entonces que Mufasa se pierde siendo muy joven de sus padres debido a una fuerte y terrible inundación y es rescatado por Taka, otro joven león que merodeaba por el rio y que le integra feliz a su familia a pesar de la obstinación de su padre por considerarlo un forastero y una amenaza para la manada.
La cinta cuenta con una trama llena de profundidades ocultas de cada personaje, donde se nos permite conocer que la sangre real no corría por las venas de Mufasa pero el talento que logró desarrollar a lado de Eshe, madre de Taka, así como su determinación por ir por ese sueño que su propia madre sembró en él, le permitió desarrollar su carácter teniendo siempre muy en claro el valor de la amistad, de la hermandad, del amor de la familia y como proteger de ella siendo leal a una esperanza que se vio fortalecida con la presencia de Rafiki, llevando a Mufasa y Taka hacia un viaje forzado en búsqueda de Milala, esa tierra prometida desde antaño a sus antepasados mientras huyen de Kiros y su manada asesina.
Mufasa explora temas tan vigentes como el valor del amor y de la falta del perdón para poder sanar mostrando las diferentes perspectivas de lo que un profundo dolor puede provocar en el corazón de cada ser vivo, lo cual me trae a la reflexión la forma en como dos elementos tan distintos entre sí reaccionan ante el sol como la cera y la arcilla, derritiendo a una y endureciendo a la otra. Algo muy parecido sucede en la vida de aquellos que no se regalan la oportunidad de perdonar y perdonarse perdiéndose en una solitaria oscuridad.
Yo si la vuelvo a ir a ver, espero el lector lo haga de igual forma en su cine favorito.
Linda historia