Cerca y lejos de Barcelona, depende cómo se mire, se encuentra Begas (oficialmente en catalán: Begues; en el alfabeto fonético internacional se pronuncia ‘Begəs’). Entre Gavà y Castelldefels encontramos el núcleo de este pueblo precioso. No hace falta llegar propiamente a Begues para admirar y entender el por qué es tan bello. Son 40 minutos en coche los que separan la ciudad de Barcelona de este sitio, (unos 28 kilómetros). Y son los últimos 15 minutos antes de llegar a esta montaña, de 399 metros de altitud, los que poco a poco hacen entender el tesoro natural que es Begues.
Inevitable recordar al Correcaminos y al coyote ‘Calamidad’ de los dibujos animados de la Warner Bros. mientras se va subiendo por esa carretera, que, o se ama o se odia, llena de curvas y considerada una de las más peligrosas del territorio catalán. Y no solo por las curvas se recuerda a estos dibujos animados, sino también por los acantilados y el color de la geografía que poco a poco va cambiando a unas tonalidades rojizas.
Aún no hemos llegado a Begues que ya todo se ve verde. Y cómo no, si conforma una parte muy importante del Parque natural de ‘El Garraf’. Muchos ciclistas, motoristas, senderistas y velocistas acostumbran practicar su deporte en esta hermosa montaña y sus alrededores. Además, desde hace muchos años, algunas familias residentes en Barcelona ciudad, tenían su casa de verano en este municipio. Actualmente, muchas son las familias que eligen, no solo veranear en Begues, sino directamente vivir allí, buscando un entorno más natural que mejore su calidad de vida.
‘Bighash’ o ‘Bígux’, el nombre puede ser de origen árabe Al-buqa: Llano donde las aguas quedan estancadas a causa de las montañas que le envuelven. O de origen preromano be: debajo, kar: roca alta, es: amurallado. Se podría interpretar como: debajo de la roca alta amurallada. Los hallazgos producto de las excavaciones en las cuevas de Can Sadurní, indican que la ocupación humana en Begues se remonta a, al menos, hace 11 mil años, es decir la habitaban los cazadores y recolectores del epipaleolítico (entre el paleolítico y el neolítico).
Pero en Begues se pueden hacer muchas más cosas que contemplar el paisaje (que es hermoso). Muchos son los ciclistas, motociclistas, conductores y corredores que suben a este municipio los fines de semana por el placer de subir esa montaña y llegar al núcleo del pueblo a disfrutar de su belleza, su naturaleza y su gastronomía. A Begues solo se puede llegar a pie, en transporte público, en bici, en moto y en coche. Es decir, no hay tren, ni metro. Eso también le vuelve particular y no tan transitada. Con todo y eso, los fines de semana está a tope de visitantes. Y cuando hay algún evento importante, aún más.
Vale la pena visitarla tanto en verano, como en invierno. Siempre te puede sorprender. Por su altura puede llegar a nevar en invierno. El año pasado nevó en febrero y años atrás incluso en marzo. Además tiene su fiesta mayor de verano y su fiesta mayor de invierno, con lo cual, siempre hay algo qué celebrar. Se empieza con los Reyes en enero, se sigue con la fiesta de invierno a finales del mismo mes, se continúa en febrero con ‘Els Tres Tombs, después viene el carnaval (se organizan grupos que van disfrazados desfilando por las calles del pueblo, es super alegre y gracioso), luego viene Sant Jordi y la feria de la cerveza artesana en abril, en junio la verbena de Sant Joan, en julio de nuevo fiesta mayor (la de verano) acompañada de la Feria medieval, en agosto el Begues Jazz Camp, en septiembre la Diada nacional (es un pueblo muy catalán y muy independentista); en octubre la Fiesta del Mosto, el Halloween, (sí el Halloween, han adoptado costumbres muy americanas y los niños y no tan niños pican a las puertas pidiendo el Halloween y a veces exigiéndolo, y claro disfrazados); también se celebra la castanyada, esa sí es muy catalana, (se trata de comer castañas y panellets, estos últimos están riquísimos, son hechos con una pasta dulce con base de almendras y llevan por encima piñones); y así llegamos a diciembre para festejar la navidad. Es decir, siempre hay alguna actividad en Begues. Solo falta que vengas.
Lugares dignos de visitar:
No hace falta que vayas a la misa, pero admira la iglesia de la Rectoria, es de estilo gótico renacentista.
Tienes que visitar el yacimiento arqueológico de Begues, se trata de la masía Can Sadurní conocida internacionalmente a causa de los hallazgos del período epipaleolítico.
Independientemente de que te guste leer o no, es hermoso el recinto: 1200 metros cuadrados de sabiduría, comodidad y entretenimiento audiovisual te esperan en su biblioteca ‘La Ginesta’.
Contemplar el paisaje del Baix Llobregat mar incluido y disfrutar del silencio en medio de la naturaleza y al borde del acantilado, es lo que se puede hacer en el Mirador El Mur. Unas vistas impresionantes y una paz te esperan junto con unos bancos dispuestos para que descanses y medites rodeado de todo lo natural del sitio.
Los toboganes del Parc de la Costeta son impresionantes, (yo también tengo que ir, los acabo de descubrir por una amiga de Sitges).
Begues es un pueblo hermoso en la montaña, con solo estar ahí ya se vive mejor, porque se respira aire más puro y ayuda a descansar el cerebro todo lo verde y colorido del paisaje.
Bibliografía:
Bofarull i Terrades, Manuel (2002). Origen dels noms geogràfics de Catalunya: pobles, rius, muntanyes. Cossetània Edicions