La breve historia de una cadena de eventos afortunados desde Colombia a Monterrey.
“En el lugar donde te digan que no hay nada por hacer, es todo lo contrario. Tienes todo por realizar para sembrar una semilla que se puede convertir en algo mas grande.”
Diana Olarte citando a su maestra de arte y sociedad, llevando ella misma este consejo a la práctica.
Monterrey, Nuevo León. Hace aproximadamente 16 años llegó a México Diana Olarte, originaria de Pitalito, Huila Colombia al ser invitada a Culiacán para trabajar en un proyecto por 3 meses. La talentosa artista y maestra se enamoró de nuestro país, de su cultura, sus sabores, la calidad de la gente y el maravilloso folclor que nos caracteriza. Fue así que Diana decidió emprender la aventura de dar ese paso de fe quedándose a vivir aquí rodeada, como dice ella, de esa “estrellita” rodeada de un colectivo de personas que creyeron en el arte y en su trabajo.
En septiembre de este año se cumplirán ya 11 años de este sueño hecho galería donde se brinda espacio a artistas emergentes, propuestas culturales, exposiciones así como ofrecer herramientas básicas para personas en diferentes técnicas de pintura como dibujo. Ahora, con la aportación de Norbey, hermano de la artista, se iniciarán talleres de fotografía usando ese bagaje profesional que posee, empleando sus conocimientos de ingeniería y la experiencia de las ciencias botánicas lo cual le hizo no solo sensibilizarse al provenir de un hogar lleno de arte, sino de re plantearse para hacer de su “hobby” ahora un trabajo rentable donde esos procesos académicos hacen sentido para tener el pretexto de ir más allá a través de Paisajes Confinados, la exposición que fue el motivo de reunirnos para conocer un poco más sobre este increíble espacio donde se respira y vive el arte.
La inauguración de esta exposición se llevó a cabo el jueves 18 de julio contando con obras de Diana y Norbey Olarte, así como del maestro Carlos Calderón, un madurado artista del hiperrealismo con un imaginario propio. Los tres artistas colombianos comparten además de su amor al arte, una experiencia de vida rodeados entre montañas, un compartido activismo social que se descubre y evidencia en cada pieza como podrán constatar en los próximos días a través de su galería virtual.
Paisajes Confinados nos muestra algunas obras que estuvieron guardadas, archivadas y sin ver la luz por años, dandole esa congruencia al nombre de esta exhibición. Este concepto nos une y nos identifica porque no se trata solo de algún paisaje sino, de esos espacios que crecen en nuestro propio ser interno ofreciendo distintas interpretaciones. En las dos piezas que se tienen aquí de la obra del maestro Calderón podemos ver el protagonismo de una bolsa y una mujer tratando de salir de ella, misma que replantea la violencia pero también argumenta y cuestiona sobre ese mismo sentir hoy en día en las redes sociales usando la manipulación y exigencia a las mujeres para cumplir cánones llevándoles a un ahogamiento superficial.
Podemos a la vez apreciar en la obra de los hermanos Olarte esos fotogramas jugando con el tema del performance haciéndonos sentir ese confinamiento de espacio pero también del cuerpo y de la mente que puede ser explorado e impreso en distintos elementos que van más allá del papel fotográfico.
Esta es la primera vez que Diana incursiona de forma pública presentando un registro fotográfico. Emocionada nos compartió como el miedo a hacerlo en un inicio apareció porque una cosa es tener bien afianzados los procesos visuales a través de la pintura que ella misma ha enseñado por años a sus alumnos y otra cosa distinta es mudarse a nuevas técnicas que hicieran ese sentido visual como ella requería. Esta oportunidad le abrió un nuevo panorama que le permitirá seguir explorando y sobre todo experimentar lo que tanto ha enseñado y animado a sus propios alumnos: a equivocarse, a intentar y replantear para que esos procesos creativos vayan dando forma al artista que se es y prepara.
Norbey por su parte se suma y se integra a esta ciudad capturando todo a través de su lente generando interacciones con ese publico en las calles que a veces parece distante para rescatar esa lucha detrás de cada historia confinada de vida y que nació en aquellos laboratorios universitarios mientras decantaba encontrando ahí la belleza de las cosas cotidianas y trasladándola a un nivel compositivo con temáticas de preservación de las especies en imágenes que podemos sentir como habituales en los parques, en las plazas y todo alrededor pero que nos hace cuestionarnos en la importancia de volver a retomar esa capacidad de asombro para realmente “ver” lo que vale la pena.
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