Director: Peter Weir
Análisis por: Antonio Carlin Lynch
Reparto: Anne-Louise Lambert/ Rachel Roberts/ Vivean Gray/ Helen Morse/ Kirsty Child/ Dominic Ward/ John Jarratt
Considerada la película con mayor éxito (en su momento) de Australia, y qué gracias a ello llamó la atención de la crítica a nivel mundial; Picnic en Hanging Rock fue el estandarte de La Nueva Ola de Cine Australiano. Gracias a ella, el mundo volteó a ver el cine que se hacía en aquel país de Oceanía. Hoy, 49 años después, el cine australiano sigue siendo un cine de primerísima calidad (no, no todo es Mad Max) y es además muy vasto en cuanto a sus géneros, aunque, tenemos que admitir que lo mejor que generan es el horror, y los thrillers psicológicos. Su cine es mundialmente conocido con el rimbombante nombre de “Ozploitation” (Oz como si sonara a “Aus”, de Australia y explotación).
Al filme, le atribuyo algunas similitudes, junto a The Birds de Hitchcock: ambas están en mi Top 10 de películas favoritas, solo que “Picnic…” aparte, la metería en un Top de Las Películas más bellas, más hermosas (en cuánto a estética, fotografía…etc) que he visto en mi vida (ahí estaría junto a Casablanca, In the Mood for Love, Mulholland Drive y algunas más), ambas provienen de un éxito literario (The Birds de un relato corto, Picnic de una novela) y, ambas, se creían venían de un hecho verídico; o al menos así se manejó por mucho, mucho tiempo… al final: Picnic en Hanging Rock nos deja con la “cruel” verdad de ser, nada más, una Leyenda Urbana, una Leyenda que fascinó a millones de gentes alrededor del mundo, incluso, personas que llegaron a obsesionarse con el suceso e hilvanar posibles respuestas al enigma. Personas que le dedicaron su vida a investigar el fenómeno; sea lo que sea que haya sucedido detrás y entre sus rocas.
Pero todo ha quedado en eso: una Leyenda Urbana. Aunque, su autora hasta sus últimos días (falleció en 1984) siempre afirmó que estaba basado en hechos reales, pero también en sucesos oníricos: ella misma mezclo realidad con sus sueños para crear un misterio que, desde entonces es parte del folclore australiano.
Joan Lindsay (de soltera Weigall) nació en 1896 en Victoria, Australia, en 1922 en Londres, se casa con Daryl Lindsay, justo en el día de San Valentín, que es cuando suceden los acontecimientos de su novela. Regresan a Australia en 1929 y en ese periodo entre 1930 y 1964 Lindsay escribe tres libros, pero sería hasta 1967 cuando publica la que sería su obra más clásica y maestra, la cual, siempre señaló desde su salida que estaba basada en “un evento contemporáneo”. Su fuente de inspiración fueron sus propias experiencias en la Escuela de Jóvenes de East St Kilda en Melbourne, que fue transferido en 1919 a Woodend en Victoria, lugar dónde se encuentra la ya mundialmente famosa Hanging Rock (Roca Colgante) todo eso, y, además, múltiples sueños que ella tuvo.
Entonces, ¿50% real, 50% fantasía?
“El sábado 14 de febrero de 1900, un grupo de chicas del Appleyard fue de picnic al Hanging Rock, cerca del monte Macedon, en Virginia. Por la tarde, algunos miembros de la excursión desaparecieron sin dejar rastro…”. Y así es como empieza la película.
Y todo, bellamente, perfectamente diría yo, descrito y narrado en Una hora y cuarenta y siete minutos. Peter Weir, el primer, joven y aun desconocido Peter Weir era, sin duda, el ideal para llevar fielmente el texto de Lindsay a la pantalla, y cuando digo “fielmente” es en el sentido estricto de la palabra: recreando la vestimenta, situaciones y diálogos con una exactitud demás obsesiva, casi casi al mero estilo de Woody Allen, o de su mentor: Bergman. Esta, sin duda su obra maestra, es parte de su Trilogía o Trilogía de Weir: “Los coches que devoran Paris”, “Picnic…” y “La última ola” son cintas imprescindibles de la primera cinematografía australiana, y las tres hablan de la invasión civilizada a Australia, de como la naturaleza salvaje se rebela contra los seres humanos. Se entiende, las chicas del Colegio van e invaden a la formación rocosa de origen volcánica, ósea: Hanging Rock.
Catorce años después, el mismo Weir saltaría ya a la fama totalmente internacional y el respeto Hollywoodense le llegaría con su también obra maestra: La Sociedad de los Poetas Muertos.
La peli está dentro de lo gótico, cien por ciento lo Victoriano, es una cinta histórica, un thriller psicológico, es clara influencia para el cine de Sofia Coppola (Las Vírgenes Suicidas y María Antonieta no pueden negar su inspiración) además, ambos filmes tratan el tema de la sexualidad y la muerte en la adolescencia. Son filmes “románticos” de cierta manera.
En 1987, tres años después de la muerte de Lindsay, salió The Secret of Hanging Rock, un capítulo escrito, pero celosamente guardado todos estos años, ni siquiera Peter Weir lo conocía, menos lo leyó. Fue publicado como un libro póstumo independiente, donde se explica (al parecer, yo no lo he leído) el misterio de la desaparición de las chicas (recordemos que Una de ellas regresa de las rocas, pero no recuerda nada de lo sucedido). Ya en 1980 se había publicado otro libro: The Murders at Hanging Rock, dónde se proponen diversas interpretaciones.
En el 2018 se estrenó una serie para televisión: “El misterio de Hangin Rock”, serie de 6 capítulos, también me he negado a verla, quizá algún día. De hecho, acabo de terminar de ver DARK en Netflix y no dudo para nada, la posibilidad, solo la posibilidad, de portales ocultos dentro de la cavidad rocosa, portales que llegan a otros mundos y todas esas posibilidades, después de tantos y tantos años de leer y ver ciencia ficción… jajaja, ya todo puede ser posible.