Análisis de la cinta del director: Sidney Lumet
Por: Antonio Carlin Lynch
Reparto: Faye Dunaway/Peter Finch/William Holden/Robert Duvall
Christine Chubbuck nació el 24 de agosto de 1944 en Hudson, Ohio. Hizo sus estudios entre su natal Ohio y Massachusetts, para, en 1965 obtener un grado de radiodifusión en la Universidad de Boston. Su primer trabajo fue en la estación televisiva WIVZ de Cleveland, Ohio, esto, entre 1966 y 1967. Después, en el verano de 1967 participó en un taller de radio y televisión en la Universidad de Nueva York. Para inicios de los setentas se muda a Florida, trabajando en el departamento de programación de la emisora de televisión WTOG, en San Petersburgo. Para finalmente integrarse a la cadena WXLT, de Sarasota. Aunque inicialmente había sido contratada como reportera, a Christine se le dio la oportunidad de conducir el programa “Suncost Digest” un talk show que trataba diversos temas de sociedad. Chubbuck tomó su rol muy seriamente e invitó a los oficiales de Sarasota y Bradenton para discutir temas de interés para la comunidad costera del área de Florida.
Luego, llegó la depresión. En ese 1970, intentó suicidarse con una sobredosis de medicamentos. Solía hacer alusión al tema en conversaciones, aunque también acudía algunas veces con un psiquiatra. Su madre no quiso informarle a la gerencia de la estación televisiva de los pensamientos suicidas que tenía, y qué mencionaba en casa, por miedo a que su hija fuera despedida. A Christine le habían extirpado el ovario derecho, su médico le dio de dos a tres años de esperanza para quedar embarazada, si no lo hacía en ese tiempo iba a ser ya imposible hacerlo el resto de su vida. Estaba a punto de cumplir 30 años, aún era virgen y solo había tenido un par de citas con hombres en todo ese tiempo. Estaba enamorada de un compañero de trabajo: George Peter Ryan, pero a pesar de que intentó acercarse a él, nada funcionó, lo único que pudo lograr es darse cuenta qué él estaba ligado sentimentalmente con una reportera deportiva llamada Andrea Kirby; qué, además, era la compañera más cercana de Christine.
Su madre después aseguró que la falta de relaciones personales de su hija fue la causa de la depresión.
Tres semanas antes del suceso, le preguntó al director de prensa de la televisora, si podía hacer un reportaje sobre el suicidio. Se lo aprobaron. Entonces comenzó a visitar el departamento del Sheriff para conversar sobre los métodos del suicidio. El Sheriff le comentó que una de las medidas más eficientes, era utilizar un revólver Calibre 38, con las balas perforadas en la punta, y dispararse en la parte trasera de la cabeza, NO en la sien. Christine compró el arma y bromeaba en el trabajo, una vez le dijo a Rob Smith, editor del noticiero nocturno que “iba a suicidarse en directo”. En julio de 1974, después de una discusión de trabajo por un reportaje eliminado, Robert Nelson, el dueño de la cadena, ordenó que metieran un reportaje sobre un tiroteo que había ocurrido, lo que Robert Nelson quería, es que su emisora tuviera siempre historias “llenas de sangre y entrañas”.
Era la mañana del 15 de julio de 1974, Christine avisó a sus compañeros que ella iba a escribir el guion de las noticias, para luego leerlo en el noticiero a comenzar el programa. Eso fue muy raro para todos sus compañeros, era algo en lo que ella no se involucraba. El invitado de esa mañana tuvo que esperar un rato, mientras Christine se sentaba en el escritorio de las noticias, en su mano, el guion escrito por ella. En realidad, era un reporte dónde se especulaba sobre su suicidio, y que sería dada por muerta, once horas después. Escondió el revólver en su bolsa y la puso debajo del escritorio.
Durante los primeros ocho minutos del programa, Christine informó sobre tres noticias nacionales y después sobre un tiroteo en un restaurante local el día anterior. Pidió que la noticia del tiroteo fuera acompañada por imágenes de apoyo, pero estas no pudieron ser exhibidas debido a problemas técnicos. La camarógrafa que la enfocaba le informó que el vídeo estaba atascado. Christine la miró y le respondió: “Esa película no va a rodar” Acto seguido, quitó su largo cabello negro de su cara, movió nerviosamente sus labios y dio vuelta la página del guion con su mano izquierda. Mirando hacia abajo, comenzó a leer, sonrió y dijo: “De acuerdo a la política del Canal 40 de brindarles lo último en sangre y entrañas a todo color, están a punto de ver otra primicia: un intento de suicidio” Su mano izquierda temblaba levemente, pero su voz era firme. Su mano derecha surgió de abajo del escritorio sosteniendo la pistola que apuntó detrás de su oreja derecha. Tiró del gatillo y se oyó un fuerte estallido. Una nube de humo voló del arma y su pelo se movió como si una ráfaga de viento la hubiera embestido. Su rostro se desfiguró, su boca se desgarró hacia abajo mientras su cabeza se sacudía. Luego, su cuerpo cayó violentamente hacia adelante y se perdió de vista. El director oscureció rápidamente la imagen y corrió al estudio de grabación, esperando encontrar a Christine en el suelo riéndose de la broma que les había hecho. Todos esperaban que fuera eso, una broma macabra. Las llamadas de los televidentes al 911 no se hicieron esperar. Fue declarada muerta 14 horas después en el Hospital Sarasota Memorial. Su cuerpo fue cremado el funeral llevado a una playa, y sus cenizas se lanzaron en el Golfo de México. El video del suicidio quedó grabado en una cinta de dos pulgadas Ampex. La cinta se la quedó la familia de Christine, para así, evitar que en el futuro fuera reproducida. En esos tiempos aún no existían los VHS, eso quiere decir que ningún espectador grabó el suceso. Hay algunos documentales y entrevistas que le hicieron a su hermana, así como dos películas basadas en la vida de Christine, las dos de tiempos muy recientes.
Pero primero, fue ésta: “Network” filmada y lanzada poco más de año y medio después, para 1976, con guion de Paddy Chayefsky. Única persona, junto a Woody Allen, en ganar tres Óscar al guion original (con “Marty” en 1955, “The Hospital” en 1971 y “Network” en 1976). También es importante recalcar que es el escritor de la novela de culto de ciencia Ficción “Estados Alterados”, llevada al cine en 1980.
La historia comienza con una voz en Off narrando brevemente el despido de Howard Beale (Peter Finch), presentador del noticiero nocturno de la cadena televisiva UBS, el motivo: baja audiencia del programa. Beale, antes era parte de la élite televisiva, ahora, su carrera está en declive, su mujer acaba de fallecer y no tuvieron hijos, entonces comenzó a beber y su temperamento se volvió melancólico. Es 1975 y los productores le otorgan solo dos semanas más al aire, es entonces cuando Howard Beale anuncia en vivo que se suicidará una de esas noches que le quedan de programa. Una noche. Puede ser cualquiera. La escena dónde su amigo y presidente de Informativos de la UBS, Max Shumacher (William Holden) le anuncia su despido en medio de una borrachera y chistes y anécdotas del trabajo en plena madrugada en una avenida en Nueva York está muy bien trabajada, además de que es divertida; los dos terminan en la barra de un bar y es cuando Beale le cuenta su plan a Shumacher: “Me voy a suicidar. Me voy a volar la tapa de los sesos en directo, en pleno informativo de las siete”. “Obtendrías un buen índice de audiencia. Una cuota del 50%, tranquilamente”. Responde Max. Y añade: “Podríamos hacer una serie: el suicidio de la semana”. Y ya está, eso fue todo lo que se tenía que decir. Shumacher se emociona y sonríe imaginando la cantidad de violencia desbordada que podía exhibir en la emisora y que subiría los ratings hasta por encima de las nubes y más allá: “La hora de la muerte. Un programa familiar perfecto para la noche de los domingos. Borraríamos a Disney del mapa”.
Después de esto: lo créditos comienzan. Y vemos una mesa de trabajo con la gente de noticias preparando uno de los informativos, entre varias cosas de las que hablan mencionan las declaraciones de Patty Hearst. Es entonces, cuando Howard sale y hace su anuncio. Beale es destituido y, a la par de la historia de su caída vemos el ascenso de Diana Christensen (un apellido muy danés, pero recordemos que la chica que inspiró todo esto se llamaba Christine), interpretada por Faye Dunaway y que se vuelve loca al mirar a una banda de guerrilleros secuestra herederas millonarias al estilo de Patty Hearst atracar un banco y filmarlo ellos mismos. En su mente, Diana imagina los primeros reality shows de guerrilleros seguidores del Che Guevara atraca bancos y terroristas documentalistas. Eso cautiva a los inversionistas del canal. Y, para reforzar su escalada, se enreda sentimentalmente con Shumacher.
Pero regresemos con Howard, antes de su partida (del canal, no del mundo), se le es concedido una última aparición en su segmento para despedirse y pedir una disculpa por su tonto exabrupto (lo de mencionar lo de su suicidio), pero en lugar de eso comienza a despotricar qué la vida es una porquería, lo cuál es cierto, lo defiende Shumacher, comienza a tocar temas delicados (de la época, y más en tv), como hablar de Dios y de que ya no tiene más gilipolleces que decir en su programa, porque la vida está llena de gilipolleces y los teléfonos se vuelven locos, y los espectadores y las quejas… y sí, adivinaron: el rating comienza a subir. Porque en Televisión, el rating es Dios.
Pronto, a Beale le dan una nueva oportunidad y su nuevo programa: “El Show de Howard Beale”. ¿Por qué? Porque en solo una noche, con 20 minutos que gritó “gilipolleces” al aire subió el rating como nunca ningún noticiero de la cadena lo había hecho jamás. Era 1976 y la historia retrata algo que tal vez no se vería hasta entrada la década de los ochentas (en la vida real) con Dallas, y aquel episodio de ¿quién disparó a J.R. Ewing? Aquella vez que los contadores de rating “colapsaron” en todo Estados Unidos. (Yo lo viví, pero era aún muy chico…afortunadamente ahora existe Youtube). El programa de Beale no tarda en ser el más popular y visto de la televisión y ahora él se convierte en una especie de Predicador o Mesías televisivo, un “Profeta Furioso que denuncia hipocresías”, el estudio tiene un enorme vitral y todo parece ser una especie de Culto, de Religión de la televisión de masas. ¿No tenemos unos treinta años viendo esa especie de programas en la actualidad? (bueno, en mi defensa, yo tengo casi quince años sin televisión en casa) jajaja… pero, suena demasiado a aquello que fue el Fenómeno Big Brother y los talk shows tipo Oprah y sus derivados latinos, en especial la tv mexicana y sudamericana.
La película termina con lo inevitable: la segunda caída en picada de Beale y su show, caída en picada de los ratings llevándoselo a él de encuentro. La ruptura de Diana y Shumacher y cómo él tiene que aceptar que extraña a su esposa y que tanto daño ha hecho a su familia. “Tan solo soy parte de tus guiones, pero aquí estoy Diana, soy real, no puedes cambiar de canal”. El show de Howard Beale ya ha bajado alrededor de 11 puntos, la cadena se encuentra en histeria y hay que tomar medidas drásticas: hay qué hacer que la sangre corra en vivo y en directo, todo eso en sacrificio ofrecido al Dios Rating de la Televisión.
Agrego los siguientes datos adicionales y más bien demasiado importantes a destacar: En el año 2000, la película fue considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa” por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.
En 2002 fue admitida en el Salón de la Fama de la Producer Guild of América (Asociación de Productores Estadounidense) por ser una de las películas que “ha establecido un nivel de calidad perdurable para el espectáculo estadounidense”.
En 2005, el guion de Paddy Chayefsky fue votado por el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos como el octavo mejor guion cinematográfico de todos los tiempos.
Antonio Carlin Lynch
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