Monterrey, N.L. Innumerables emociones se agolpan cuando se hace un recuento de tantas experiencias maravillosas de vida compartidas. Desde amigos entrañables, así como incontables voluntarios que han decidido tomar acción, de igual manera, artistas de todas las tallas se han sumado con un objetivo en común: Tocar la vida de pequeñitos que padecen cáncer y darles a través del esfuerzo de su trabajo y actividades, la oportunidad de sonreír y tener una mejor calidad de vida.
Muchas personas se han integrado al sueño que hace 20 años tuvo una jovencita llamada Anny Huerta, quien funge como directora general y que después de experimentar una situación familiar con esta terrible enfermedad que cada vez arranca más vidas, decidió hacer un cambio y formar la Fundación Música del Corazón.
Este sueño tuvo eco y junto a ella un increíble equipo de trabajo se unió compartiendo la misma visión: Brindar una mejor calidad de vida por medio de distintas actividades y programas de apoyo para familias de escasos recursos en Nuevo León así como de otros estados de la República Mexicana.
“Para mi llegar a cumplir 20 años no es cualquier cosa. Siempre he tenido claro que nuestro objetivo es seguir ayudando a pequeños que viven una situación dura y además difícil. Ha sido un arduo trabajo pero definitivamente ha sido la mejor experiencia de vida. El recibir tantas sonrisas y alegrías de familias completas, es algo que no tiene precio”. Comparte Huerta, “Muchas veces se puede considerar intangible los esfuerzos que se han hecho todo este tiempo pero nuestro anhelo siempre ha sido sumar corazones y unir personas a esta noble causa, para poder entre todos apoyar a más niños y niñas. Me siento muy bendecida de estar rodeada de grandes amigos que se han comprometido de distintas maneras a poner un granito de arena y hoy en día puedo ver que el enfocarnos en hacer algo que impacte realmente vidas por quienes sufren en condiciones distintas a las nuestras, nos convierte en mejores personas.” Concluyó emocionada Anny, quien sigue diligentemente buscando nuevas formas de seguir creciendo y funcionando por el bien de los niños de México.
Lo que me permite recordar al novelista estadounidense autor de Moby Dick, Herman Melville, “No podemos vivir por nuestra cuenta, Miles de fibras nos conectan con nuestros semejantes”. Son justamente esas fibras que nos unen a esas historias muchas veces de dolor y que nos permite ser conscientes de que en la suma de esfuerzos se logran cambios. Ya sea en términos de salud por medio de tratamientos oncológicos y el esfuerzo en conjunto con el hospital universitario de la ciudad de Monterrey, así como las aportaciones económicas de voluntarios y de la iniciativa privada para asegurarse de que puedan tener el beneficio de esperanza de vida o simplemente enfocar esfuerzos en lograr que aquellos pequeñitos que ya no tienen forma de seguir adelante puedan cumplir un sueño antes de cerrar sus ojitos para siempre y tratar de hacerles realidad lo que tanto han deseado a través del programa: Corazones que sueñan.
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Banamex/Música del Corazón AC/Suc 0087/Cta 7820432/Clabe: 002580008778204328
¡Ellos viven soñando y nosotros vivimos para lograr sus sueños!
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