Monterrey, Nuevo León. Cuando dejas al público con ganas de más, definitivamente es señal de una gran actuación. Judas Priest encendió el escenario de la Arena Monterrey empezando con “Panic Attack” mientras se cimbraba todo el espacio al escuchar el sonido poderoso de Scott Travis en la batería como una ametralladora sólida que dispara balas de metal pesado sin parar de una manera asombrosa y dejando bien en claro su estatus de leyendas vivientes del heavy metal.
La agrupación inglesa formada hace más de 50 años regresó a esta ciudad con su tour “Invencible Shield World Tour 2025” para hacer rugir el escenario y demostrar que la edad es solo un número cuando se tiene el alma blindada con riffs que dominan poderosamente el metal.



Desde el momento en que llegué a la Arena Monterrey, el ambiente ya estaba encendido. Se sentía la emoción por todos lados y los fans más que listos con sus outfits de cuero, chamarras de piel, chalecos y estoperoles convirtiéndose en una parte esencial del ritual de esta noche para deleitarse con los grandes del heavy metal: ¡Judas Priest!
El lugar estaba a reventar con metalheads de todas las generaciones -padres, hijos, veteranos y nuevas generaciones- unieron fuerzas para vivir una noche brutal porque el metal no envejece se fortalece. Todos portando orgullosamente la obligatoria camiseta negra.
La emoción era palpable desde el primer momento. Apenas crucé las puertas del venue, la energía en el ambiente era eléctrica. La expectativa por ver a Judas Priest, una verdadera leyenda del heavy metal, se sentía en cada rincón del recinto, que lució completamente lleno para una noche que prometía —y cumplió— con una dosis brutal de metal puro.


Después de escuchar los primeros acordes de esa explosiva introducción, el público estaba más que preparado para recibir a los dioses del metal justo a las 9:00 de la noche cuando la banda subió al escenario y dejó caer el telón para ahora sí apreciar el poderío de Rob, Scott, Ritchie e Ian por lo que la ovación fue ensordecedora. Rob Halford apareció imponente, dueño absoluto del escenario con su presencia y su voz inconfundible y aunque Halford es el corazón de la banda, Richie Faulkner brilló intensamente con su energía desbordante y su talento en la guitarra aventándose una verdadera joya de setlist con temas clásicos como: “You’ve Got Another Thing Comin”, “Rapid Fire”, “Breaking the Law”, “Riding on the Wind”, “Love Bites”, “Devil’s Child”, “Saints in Hell”, “Crown of Horns”, “SinnerTurbo”, “Lover”, “Invincible Shield” y “Victim Of Changes” por mencionar algunos.
La vibra fue increíble. Raza de todas las edades, desde chavos hasta fans de antaño brincando, cantando, levantando los puños al aire. Fue una noche que muchos no vamos a olvidar porque más allá de la música, fue un encuentro de tribus, una increíble celebración de la identidad metalera. En tiempos donde todo cambia y se vuelve viral, Judas Priest sus fans recordaron que el metal sigue siendo la resistencia, la hermandad y la lealtad eterna.
En resumen: Judas Priest sigue siendo una máquina imparable y Monterrey vivió una noche épica. ¡Larga vida a Judas Priest y a su ejército regiomontano de verdaderos metaleros!




Imágenes por: Jovana Chavez