Autor: Alberto Castillo
Monterrey, Nuevo León. La vasta y, en ocasiones, atemorizante fauna australiana sirve de inspiración para el universo de The Tales of Sanctuary City, una franquicia australiana de entretenimiento infantil que, desde 2020 con The Whismas Tree, ha llevado a la pantalla grande historias que, poco a poco, se han convertido en una buena opción familiar dentro del cine animado.
Esta semana se estrena en cines Los Pérez-osos, la quinta entrega de esta saga, una historia de resiliencia, unión familiar y reflexión sobre la velocidad —a veces innecesaria— con la que imprimimos ritmo a nuestra vida. La película narra las aventuras de una familia de perezosos (inspirada en una familia tradicional mexicana), compuesta por Gabriella y Luis, padres amorosos de dos adolescentes, Mani y Laura. Es esta última quien rompe con todas las características de lo que un perezoso suele ser: es acelerada, inquieta y ágil. Mientras sus padres y su hermano se toman el tiempo necesario para atender sus responsabilidades en su negocio familiar (un restaurante slow cook por definición), ella atiende las mesas con rapidez y desparpajo, una actitud que sus padres reprenden. La vida de la familia da un giro radical cuando, tras una tormenta, pierden todo cuanto tienen y se ven obligados a viajar y establecerse en la Gran Ciudad.


Es ahí donde la familia deberá enfrentarse al reto de reabrir su restaurante y ganarse un lugar en la comunidad, una tarea sumamente difícil considerando la presencia de Zoom Gas, la franquicia de comida rápida más famosa de la ciudad, liderada por la tigresa Dotti Pace, a quien irónicamente Laura admira con gran devoción.
Bajo la superficie de una película cuyo público objetivo es claramente infantil, los directores dotan a la historia de subtextos que los adultos podemos notar con mayor facilidad. Está, por ejemplo, la relación entre Laura y sus padres, Gabriella y Luis, quienes comparten objetivos, pero eligen caminos distintos para lograrlos, lo que desencadena conflictos familiares que solo podrán resolverse si todos aportan aquello que los hace únicos. También se esconde una ligera crítica a la velocidad y premura con la que asumimos que la vida debe vivirse, representada por Zoom Gas, una empresa cuya única preocupación es la producción en masa de alimentos para satisfacer las necesidades inmediatas de una población que exige cada vez más. Por otro lado, tenemos la visión apacible de Luis, el patriarca, quien, en una enternecedora escena, invita a Laura a contemplar el florecimiento de una planta de su jardín, exhortándola a bajar el ritmo y disfrutar de lo sencillo.

Aunque se agradece que la película intente enriquecer su narrativa con distintos temas, es justo esa atención a los subtextos lo que provoca que, por momentos, se pierdan elementos primordiales en un filme infantil: el humor y la agilidad de la historia. Los personajes son carismáticos y, aunque no logran trascender más allá de la duración de la película, ofrecen momentos cómicos, especialmente en las escenas donde Dotti Pace se muestra como una villana fría y calculadora, completamente ajena a las consecuencias de sus actos. Hacia el final, pareciera que los chistes se han desgastado e, incluso, que no se aprovechan todas las oportunidades para hacer que la película sea verdaderamente entretenida.

Merece una mención aparte el retrato de la familia mexicana en su concepción más tradicional, un abordaje que se realiza con respeto y enaltece valores universales que pueden asimilarse desde cualquier latitud.

Los Pérez-osos será, sin duda, una de esas películas capaces de captar la atención de los niños y con el potencial de hacer reflexionar a los adultos; sin embargo, se queda corta en su intención de hacer lo contrario: ser lo suficientemente entretenida para todo el público y lograr transmitir su mensaje a los más pequeños del hogar.
Espérala en tu Cinépolis favorito a partir del 27 de febrero.
Doblaje: Lola Cortés, Faisy, Mariazel
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=x0KiojwfMNc

SOBRE EL AUTOR DE LA RESEÑA:
Alberto Castillo es un amante del cine y de las conversaciones que solo el cine puede provocar.